lunes, 13 de mayo de 2013

Entrevista a Antonio Pampliega

María García Zornoza




Antonio Pampliega lleva 5 años recorriendo las zonas más peligrosas del mundo. Haití, Cuba, Iraq, Irán o Afganistán y ahora, una de las pocas voces que nos cuentan los que ocurre en Siria. Pero siempre poniendo historia a esas miles de cifras, siempre humanizando. Crítico con los medios de su país por el trato recibido, piensa y así manifiesta que para triunfar en esta profesión hay que cruzar nuestras fronteras.



El Perfil
"El miedo en la guerra no es de cobardes"


Madrid amanece nublado. En las cercanías del Manzanares nos recibe un cercano y parlanchín Antonio Pampliega. Tras una interesante conversación por las orillas del río y con el intento frustrado de hacer la entrevista frente a esas magníficas vistas, Antonio nos abre las puertas de su casa. Decorada con gusto –reconoce que no ha sido él- , repleta de libros y con un gran ventanal de fondo.  Transcurrido tan solo un minuto de la entrevista tocan  el timbre. Es una sorpresa para su chica. Entre risas volvemos a comenzar. Es la entrevista de las anécdotas.


Comienza su andadura en el mundo del periodismo porque su sueño era trabajar en el diario As. Sin embargo, no tarda mucho en darse cuenta que lo suyo no es estar sentado delante de un ordenador en una redacción. Para Antonio el periodismo es ante todo honestidad y el periodista es el ojo de los que no pueden ver y la voz de los que no pueden hablar. Así que con pocos más recursos que sus ganas y entusiasmo comienza a recorrer los lugares más peligrosos del planeta. Por sus botas han pasado Afganistán, Iraq, Haití, Pakistán, Líbano, Cuba y ahora Siria, de la que, con la mirada un tanto perdida reconoce que es lo más parecido al infierno.


Con una mezcla de dolor, rabia y nostalgia recuerda a su amigo Jim, secuestrado hace más de cien días en los alrededores de la frontera siria. Y es que los periodistas no son ni mucho menos inmunes ni en ésta ni otras guerras. Para enfrentar este miedo, junto a su cámara y libreta le acompaña siempre la idea de que ese es el día en el que puede morir. El miedo es bueno, necesario. Y el miedo en una guerra no es de cobardes.


Humanizar las cifras es su máxima. No son miles de afganos ni son setenta mil muertos en la guerra de Siria. Son personas con una vida y un hombre. Enseñarnos sus historias ha sido su único cometido durante estos 5 años como freelance. Pero el camino ha sido muy escabroso. Jugarte la vida casi a diario y cargar con un préstamo de 10.000 euros para hacer tu trabajo comienza a hacerte replantear si realmente merece la pena lo que estás haciendo. Sobre todo cuando ese esfuerzo, valor y trabajo no se ve reconocido en los medios de tu país. Aunque ha colaborado con laSexta, Público o Telemadrid, su éxito ha venido de la mano de medios internacionales.


Muchos lo conocen, precisamente, por su crítica alta y clara a los medios nacionales. Sin embargo es algo que no debe nublar su gran trabajo. La frustración que antes le provocaban respuestas como “no da audiencia” o “te lo publicamos gratis para que obtengas reconocimiento”, es ahora indiferencia. Si algo tiene claro es que si quieres triunfar como periodista debes atravesar nuestras fronteras. Y así se lo transmite a todos los alumnos.

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